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Sin título (Pared)

2004

 

 

Billetes de un dólar estadounidense, pegamento y yeso

400 × 250cm.

 

Obra comisionada por el Centro Cultural de España en México, en la cual el presupuesto establecido para su producción fue cambiado de forma íntegra a dólares estadounidenses, que después fueron pegados por trabajadores del propio centro en una pared de sus galerías. El muro fue tapizado en su totalidad con billetes de un dólar, que más tarde fueron cubiertos con yeso y pintura blanca para regresarlo a su aspecto original, sepultando de manera permanente el dinero. El muro se vio así investido de un valor económico literal y simbólico inmediatamente anulado. 

Muro invisible

 

Daniela Pérez

Como un tesoro escondido, en 2004, Fritzia Irizar decidió tapizar con 800 billetes de un dólar estadounidense un muro fijo de 400 × 250 cm del entonces recién restaurado edificio del Centro Cultural de España en el Centro Histórico de la ciudad de México. Inmediatamente después de utilizar pegamento para forrar aquella pared con papel moneda, Fritzia decidió llevar a cabo una segunda acción con la que acentuó aún más la cancelación funcional de los billetes: el muro fue recubierto con yeso blanco dando la apariencia de una pared lisa y blanca, igual a las demás. La artista dejó invisible y sin figuración perceptible al ojo una intervención que, si pudiéramos predecir el futuro, se posicionó permanentemente en aquel recinto.

 

En Sin título (Pared), Fritzia potencia la transformación de un objeto como el papel moneda en un gesto que exalta la complejidad de nuestra comprensión de los valores simbólicos que circundan y otorgamos al dinero. La intervención deja entrever una especie de aura más allá del objeto físico, que queda resguardada como reliquia de altar; incluso sería posible venerarlo en ese sitio fijo e inmóvil mediante una invisibilidad que le otorga cualidades nuevas a partir de su sacrificio funcional. Al contrario del sistema actual del arte, que posibilita la producción de objetos materiales de exportación internacional, este trabajo se postula como un momento inmaterial de producción, que hoy circula en versiones alternas mediante imágenes de su proceso de producción, textos como éste o recuentos orales, que contribuyen incluso hacia un mito o rumor futuro sobre lo que se encuentra escondido en el muro.

 

Este trabajo de Fritzia Irizar surge como respuesta a la invitación que recibiera para participar en la exposición colectiva Invasión, ocupación, expansión. En aquel momento, al conocer el presupuesto disponible para la producción de un trabajo nuevo, Fritzia cuestionó su papel en el aparato cultural local, su funcionamiento y dinámicas,así como el de la institución como productora de arte. Preguntándose cómo se construye el legado cultural en el ámbito histórico considerando las decisiones que tomanel Estado, el mercado del arte y otros agentes para brindar libertades o posibilidades artísticas bajo condiciones establecidas decidió proponer esta obra en la queel contexto predeterminado del espacio de exhibición, un edificio del siglo xvi, reconstruido y con fachada del xviii, cedido en el2002 por el gobierno del D.F. a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (aecid), actuaría como soporte físico único debido al valor sobreentendido de esta arquitectura. La artista indicó a los organizadores que el monto de producción para su obra tendría que convertirse a dólares como gesto simbólico que remite al lugar que otorgamos a esa moneda en México: aspiramos a ser tan grandes y tan ricos como nuestro vecino del norte.

 

La negación que se estableceal recubrir los dólares en el muro con yeso, traza además un predecible camino hacia el olvido social.El desapego del objeto simbólico pone a estos billetes fuera de circulación, los congela y genera con ellos una manifestación abstracta en blanco, sin forma visible: una capa de muro invisible. 

 

 

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